Malgasto mis espinas
para construirte este castillo
en las nubes,
si mis alas y tus alas
se deshacen en la armonía.
Ah, los silencios solares
si no, cubres tu alma
sentada y observando el cielo.
Pero cómo ocupo este tiempo
en tu boca,
qué hago en este pueblo
harto de tu sola existencia,
ayer pude sentir tus cabellos
queriendo robarme el aire
y tus bellas manos
que se llevaban mis sueños.
Oh, mujer, solo un día pido
para comenzar a doblar
mis rodillas
yo comienzo a olvidarme
de todo y de nada,
de cada aroma, de cada beso
pero recuerdo cada lágrima
y cada palabra de desamor.
Yo odio cada día,
y cada nombre y cada estrella
porque solo entre mis manos
crece de ramo en ramo
la vida, eternamente sola
el llanto de mis piernas
y la entrega abrupta
de esta noche amarga
jueves, 25 de junio de 2009
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